domingo, 30 de octubre de 2011

En la Haití olvidada...

Siete minutos antes de las cinco de la tarde del 12 de enero del 2010, la tierra tembló con una furia desatada de 7 grados según la escala Richter. Haití comenzó a desplomarse como un castillo de naipes. El movimiento telúrico acabó con la vida de 300.000 personas y dejó a más de dos millones de damnificados. Un año después, la cortina gris de polvo que rodeaba Haití recupera su gama de colores, el cielo vuelve al azul de siempre. Pero a los pies del suelo solo hay desolación y la evidente hecatombe no desaparece. Por si no fuera poco, durante este tiempo Haití ha ido a peor: el 20 de enero se produjo otro temblor de magnitud 6,1; en octubre se presentó una epidemia de cólera que dejó más de 3000 víctimas mortales; mucha de la población haitiana aún vive en los campos de refugiados y, el 7 de diciembre se produjo un sismo político con resultados sospechosos de fraude, entre otros.
Durante los primeros días fueron muchos los medios de información, gobiernos, ONGs y ciudadanos que se movilizaron para ayudar a un país donde la catástrofe ya existía desde hace tiempo, cuya pobreza extrema parece que fue descubierta desde aquel día. Nuestra hipocresía y egoísmo hizo que nos olvidáramos poco a poco de aquel país sumido en la miseria. Sin embargo, es ahora cuando Haití necesita realmente la ayuda que se prometió en su día. Es ahora cuando Haití realmente está mal. Esto no quiere decir que los esfuerzos de mucha gente hayan sido en vano. El trabajo de muchas ONGs ha sido admirable, sin duda una lección ejemplar para el resto de la humanidad. Pero esta obra no ha sido suficiente sin la ayuda que prometieron los países desarrollados. Ahora, un año y medio después, no hay mucho por lo que enorgullecerse.
Como Haití, Japón y Lorca que sufrieron este año un terremoto de magnitud 8.9 y 5.1 respectivamente,  serán también victimas, una vez más, de la indiferencia de los que poseen el poder, los cuales prefieren mirarse a sí mismos en el espejo sin contemplar lo que ocurre más allá. Y nosotros, volveremos a lamentar las muertes y desgracias, pero al final pasará el tiempo y, serán los de siempre los que comprueben que el pasado vuelve, un pasado que parece proyectarse hacia el futuro. Y como ya viene siendo común, cada 12 de enero Haití volverá a ser portada, como si eso fuera suficiente.

Natalia Valverde Muñoz

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